La búsqueda de una mayor profundidad espiritual en nuestras vidas es uno de los enfoques de este año en nuestro Ministerio de Jóvenes VID, por esta razón estaremos escribiendo devocionales como este cada cierto tiempo. Es nuestra oración que sean de bendición para tu vida y te ayuden en tu crecimiento espiritual. Nuestra visión en VID es:
“Guiar Jóvenes en una relación de crecimiento con Jesús”
Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie. Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte.
Santiago 1:13-15.
La tentación es parte de la vida diaria del creyente. Somos tentados en nuestra interacción diaria con el mundo que nos rodea. Cuando salimos a la calle, aun sin hablar con nadie, somos tentados (los chicos) por las jóvenes con vestimentas provocativas. Cuando hablamos con la gente y normalmente surgen conversaciones chismosas; cuando tenemos que dar excusas en nuestros trabajos porque no cumplimos con nuestros deberes, o cuando malgastamos el tiempo en cosas que no traen ningún provecho a nuestras vidas.
Las tentaciones son muchas y de muchos colores, cada cual tiene su compleja amalgama de situaciones que representan una tentación personal, tal vez sea esta para él solamente (algunos puestos de empleo presentan tentaciones particulares a las que no todos nos vemos sometidos), o en sentido general para todos los creyentes.
Cada día el asunto no es si seré o no tentado, sino en qué momento llegará la tentación, si esta me tomará desprevenido.
La realidad es que el asunto de la tentación no es casual. No sucede porque sí, sino que es parte de un plan. La Biblia nos presenta a Satanás como El Tentador. Este aspecto hace de la tentación una guerra en la que tenemos todas las de perder, cuando nos enfrentamos a ella basados en nuestras fuerzas y habilidades.
El hecho es que tenemos un enemigo sumamente capaz, quien nos conoce de manera particular como nadie en esta tierra. Tiene toda nuestras vidas estudiándonos, por lo tanto conoce todas y cada una de nuestras debilidades. Así que si de algo puedes estar seguro es que la tentación no vendrá en aquellas áreas en las que eres fuerte y tienes habilidades especiales. La tentación viene siempre en el lugar y el momento en que somos más vulnerables.
El Diablo pasa todo el día planeando la tentación, el es paciente y espera el momento y el lugar exacto para darnos el golpe. Como los grandes felinos en momentos de cacería, está siempre al acecho, espera el momento indicado, y solo en ese momento se lanza al ataque. Así como los felinos tienen todas las de ganar con un siervo descuidado, cuando nos olvidamos de la realidad de nuestra guerra somos atacados por Satanás y caemos en la tentación.
La única manera de vencer a este enemigo constante en sus ataques es siendo constantes en la oración y estudio de la palabra. Estas son las armas sin las cuales no podemos salir al campo de batalla. Por desgracia, es tan fácil en la vida moderna, con tantas cosas que nos distraen, olvidarnos de salir al mundo bien apertrechados.
Nosotros, los siervos de Dios de esta generación, necesitamos retomar las disciplinas espirituales que dieron a nuestros antecesores vidas victoriosas frente al mundo, y dieron a la iglesia momentos de grandeza y avivamiento. Necesitamos orar, ayunar, leer la Biblia, meditar en ella, tener tiempos de retiros en los cuales nos alejemos de todo y de todos, tiempos a solas con Dios, hacer hábitos de búsqueda espiritual.
Hasta que logremos estas cosas en nuestras vidas, seguiremos siendo presa fácil de nuestro enemigo, y la tentación, siempre al acecho, seguirá siendo una trampa perfecta contra nuestras almas, haciéndonos cautivos de vidas pecaminosas y evitando que vivamos la libertad que Dios nos promete.
Uno de los enfoques de este año en el ministerio VID es la búsqueda de profundidad espiritual, desde el liderazgo hasta el más nuevo de nuestros miembros, queremos todos vivir vidas más dependientes del Espíritu Santo, en consecuencia, vidas con más poder.